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Economía circular y patrones de consumo

Economía Circular | 5 de junio de 2020

Si estas líneas las hubiera escrito hace un par de meses, sin duda hablaríamos de la importancia de adaptar los sistemas productivos, impulsar los hábitos de consumo sostenibles, y la definición de nuevos patrones de modelos económicos circulares. Modelos que permitieran mantener en equilibrio en el uso de la materia prima, la producción, el consumo, la gestión de residuos y el reaprovechamiento de los mismos en el proceso. Modelos donde cada actividad social y económica permita cerrar el círculo consiguiendo la reducción de residuos/sobrantes y favoreciendo al máximo que éstos se conviertan en recursos de otra actividad o proceso.
 
Esa circularidad necesaria reside en el innegable hecho de que nuestro planeta y los recursos limitados del mismo, ya no nos permiten seguir desaprovechando y desperdiciando recursos y abandonando residuos, que se transforman en contaminación.   
 
Sin duda completaría el discurso poniendo de manifiesto lo complejo que resulta cambiar los hábitos de consumo de una sociedad y tomar consciencia de la importancia del cambio, asumiendo nuestra responsabilidad en las decisiones de compra y en la gestión de los residuos generados.
 
Pues bien, eso habría sido hace 2 meses, puesto que una pandemia de dimensiones mundiales ha cambiado el mundo tal y como lo conocíamos, y nos ha obligado, imperativamente, a cambiar nuestros hábitos y a tomar consciencia de la importancia de encerrarnos en nuestras casas.
 
No es por ello menos importante lo comentado sobre la Economía Circular y los modelos de producción y consumo que recojan esos patrones de circularidad, aunque sí resulta evidente hoy en día, que las dificultades, a veces “imposibles”, que considerábamos para aplicar medidas de circularidad en los cambios de patrones de consumo, en realidad “son posibles”, sólo hace falta tomar consciencia de su importancia. 
 
De ahora en adelante asumimos que las medidas de higiene (uso de mascarillas y guantes) que vamos a tener que adoptar cuando vayamos a sitios públicos, nos reunamos o vayamos a la compra son novedades que estamos forzados a aceptar. Impensable hace unos meses, necesario y obligatorio hoy.
 
De la misma manera, nos tenemos que plantear que debemos ser conscientes del envase de los productos que consumimos. Esos envases en la mayoría de los casos, y en los que no debería eliminarse, responden a necesidades de sanidad, conservación e higiene de los productos que contienen. Nos prestan un servicio que le exigimos al producto que compramos. Pero, y este es nuestro nuevo y necesario compromiso, debemos conocer cada uno de los envases y diferenciar, cómo debo gestionarlos como residuo y qué ocurrirá con ellos después (su gestión en las plantas de tratamiento de residuo), de esa manera sabré el impacto que, con mi cesta de la compra, yo tengo en el medioambiente como generador de residuos.
 
Si entre otros aprendizajes que esta situación COVID-19 nos está dejando, nos apuntamos la “posibilidad de ese cambio de patrones de consumo”, esa “consciencia de gestionar nuestros residuos responsablemente”, sin duda creceríamos como sociedad y como dijo Yogi Berra “La vida es una experiencia de aprendizaje, solo si aprendes”.
 
Firmado: Cristina Monge Frontiñán, del Comité de Economía Circular